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agosto 30, 2024
Persia Dorada: Cultura y Joyería de una CivilizaciónLegendaria
Persia Dorada: Cultura y Joyería de una Civilización
Legendaria
En las antiguas tierras de Persia, ubicadas en lo que hoy es Irán, surgió una de las civilizaciones más influyentes de la antigüedad: la persa. Con raíces que se remontan al segundo milenio a.C., esta cultura floreció en la meseta iraní y expandió
su dominio bajo el liderazgo de Ciro el Grande en el siglo VI a.C. La ubicación estratégica de Persia, entre Asia y Europa, permitió que su influencia se extendiera a lo largo de vastos territorios,
destacando así por su estructura jerárquica, su tolerancia hacia diversas culturas y su refinada artesanía.
Bajo el gobierno de Darío I, la civilización persa alcanzó su apogeo. Estableció una administración eficiente, construyó grandes infraestructuras como el Camino Real, el sistema de correos y consolidó su imperio como una de las superpotencias de la antigüedad. Pioneros en diversas áreas, incluyendo
la arquitectura, la administración y la religión, fundaron uno de los centros de aprendizaje más importantes del mundo antiguo, la “Escuela de Gundishapur” donde se tradujeron textos
científicos griegos, persas e indios y se realizaron avances significativos en medicina.
Grabados Persépolis. Foto: fineartamerica
Entre sus grandes logros, la joyería persa se destacó como un arte en sí mismo, donde el uso de metales preciosos y piedras finas para joyería reflejaba el poder y la espiritualidad de su sociedad. Estas joyas, originarias de un imperio que se extendía desde el Mediterráneo hasta el Indo eran creadas con habilidad y dedicación, utilizando técnicas como el tabicado, la filigrana, la granulación o el repoussé. Algunos ejemplares importantes fueron:
El Tesoro del Oxus, una colección de 170 objetos de oro y plata de la época aqueménida (550-330 a.C.), fue descubierto entre 1876 y 1880 en la ribera del río Amu Daria, en Tayikistán. Este tesoro es fundamental para el estudio de la orfebrería aqueménida, debido a la calidad de sus piezas, que incluyen miniaturas, sellos, brazaletes, anillos, monedas y más. Fue reunido por el anticuario Augustus Wollaston Franks, quien lo donó al Museo Británico en 1897.
Una de las piezas más fascinantes de esta colección es el brazalete de grifos. Este brazalete, que data de la época aqueménida (alrededor de 550-330 a.C.), está elaborado en oro y destaca por sus extremos ornamentados con cabezas de grifos, criaturas míticas con cuerpo de león y cabeza de águila, que eran símbolos de poder y protección en la cultura persa.
Brazalete de grifos, Tesoro de Oxus. Foto: britishmuseum.org
Las diademas persas, continuaron su evolución en la civilización, especialmente durante las épocas aqueménida y sasánida, eran símbolos de estatus decoradas con delicados diseños geométricos, motivos florales y figuras mitológicas que simbolizaban una conexión directa con los dioses y el cosmos.
Diadema persa. Foto: imperiopersaaquemenida.blogspot
Los pendientes rituales encontrados en la expedición de Tillya Tepe, también fueron un importante hallazgo propio de la cultura persa. Encontrados en un yacimiento arqueológico en
el norte de Afganistán, los pendientes destacaron por su gran tamaño y detalle, elaborados en oro y engastados con turquesa y lapislázuli enseñan a un domador de animales que sujeta dos dragones sobre monedas entrelazadas.
Sofisticada y rica en simbología, la joyería persa es un reflejo elocuente de la magnitud y la complejidad del arte del crear. A través de minuciosos detalles, que integran motivos mitológicos, emblemas religiosos y una maestría excepcional en el trabajo de metales preciosos, estas joyas lograron trascender en el tiempo gracias a su legado artesanal y cultural.
Pendiente ritual. Foto: national geographic